Ellas fueron madres y padres, fueron refugio y hogar

Ourense homenajea y despide a las Hijas de la Caridad tras 30 años "cuidando y queriendo"

El domingo 12 de mayo la iglesia de San Pío X, en el barrio de Mariñamansa, quedaba pequeña para acoger a todos los que quisieron acercarse al homenaje y despedida a las religiosas Hijas de la Caridad que durante 30 años entregaron cada minuto de su día a día a los menores acogidos en el centro de la Fundación Baoquivi. Miradas llenas de emoción, de lágrimas contenidas y sobre todo, de un inmenso agradecimiento a quienes fueron madre y padre para los niños y jóvenes que estaban solos, en edades complicadas, con vivencias muy duras a sus espaldas.

Ellas se dedicaron en cuerpo y alma en construír para ellos uno hogar, una familia, donde se sintiesen cuidados, queridos y protegidos, donde pudiesen crecer, madurar y formar sus propias familias. Y así, acompañados de sus familias, acudieron a despedir a Sor Ramona, Sor Carmen y Sor Sara, dejándoles claro que todos los esfuerzos han merecido la pena y que la huella que dejan en Mariñamansa será imborrable y eterna.

El Sr. Obispo, que a esa misma hora se encontraba confirmando a un numeroso grupo de jóvenes en Arnuide, quiso hacerse presente a través de una carta en la que destacaba la entrega generosa de las Hijas de la Caridad durante tantos años, una "presencia silenciosa, viva y eficaz" que ha sembrado "en la vida de tantos jóvenes ese carisma vicenciano que es de perenne actualidad, y lo es porque la Caridad siempre es el origen de la Misión sea esta la que sea".

El párroco de San Pío X, D. Luis Rodríguez, quien durante años trabajó mano a mano con las religiosas en el centro de menores, destacó su entrega y labor con los "menores, débiles y pequeños, de los que tantas veces arrinconamos en nuesra sociedad". "He sido testigo de cómo os reinventabais en situaciones duras. Siempre con dulzura y con ternura, atendiendo sin etiquetas a las familias y los menores, fueran hijos de quienes fueran, tuvieran la fe y las creencias que tuvieran, con independencia del color de piel e ideas. Gracias por hacernos descubrir que son felices los que no tienen miedo a ser quienes son, los que viven a corazón abierto. En esa casa he descubierto que son felices los que no conciben la vida sin compromiso y que no saben de postureo. Que van con lo puesto, lo dan todo gratis y no contaminan la vida. Los que aman sin filtros".

El consejo provincial de las Hijas de la Caridad y religiosas de esta congregación procedentes de otros puntos del norte de España, antiguos usuarios del centro de menores, hoy ya adultos, los fiscales de menores, representantes de la Xunta, educadores y entidades sociales, profesionales de la entidad de ADO (Asociación de Personas con Discapacidad de Ourense) y Agaceme (Asociación Galega de Centros de Menores), estuvieron presentes en el acto y alabaron la labor de la religiosa en la educación y protección de los menores a su cargo.