NAVIDAD


         “VISITAS QUE TE DAN VIDA”


“Hoy han venido a visitarme unos amigos. ¡Qué bien lo hemos pasado! Normalmente nos mandamos algún sms y hablamos por teléfono, pero no es lo mismo . Estamos tan ocupados que resulta difícil encontrar tiempo para juntarnos. Ha sido una gozada. Hemos hablado de lo que nos preocupa, hemos compartido proyectos y nos hemos acordado de María que no había podido venir….. Pero sobre todo hemos pasado un rato genial. El mes que viene nos volveremos a encontrar”.


La vida es compleja, las tareas son muchas y hay pocos momentos para detenernos, pero sabemos que hay visitas “que nos dan vida”.


Las visitas nos hacen recorrer un camino que aproxima, rompe las barreras y hace posible el encuentro. La amistad, familiaridad o compañerismo sólo existen, de verdad, en el encuentro, el diálogo y la relación con los demás.


Visitar nos hace conocer a las personas, su vida, sus inquietudes y miedos, sus logros, sus alegrías… Se trata de vivir en relación, atentos y cercanos a los demás. Cada persona es un regalo que sólo descubriremos en el encuentro con ella.
Las visitas nos abren a la solidaridad con los demás. Se trata de vivir en comunión con todas las personas. Hacer que el mundo sea una pequeña aldea en la que todos estemos en relación de amistad y vida, atentos a todos, preocupados por los más débiles.


Caminamos hacia la Navidad. Hay una Visita que merece la pena: Dios hecho hombre. Volvemos a celebrar que “nos visitará el sol que nace de lo alto” y llena de claridad toda la vida….si abrimos nuestras puertas.

 

         “HAY APUESTAS QUE TE DAN VIDA”


El verdadero anuncio de la Navidad es el 25 de marzo, en la fiesta de la Anunciación, aunque ese día queda “empañado” por el ambiente penitencial de la cuaresma. La lotería de la Navidad se ha convertido en el anuncio, cada vez más temprano, de la Navidad. La lotería despierta sueños, multiplica ilusiones, promete satisfacer deseos. La participación, una pequeña apuesta, un mínimo riesgo…y todo resuelto, fuera problemas, dinero, alegría, celebración, champán…la felicidad. Uno, si resulta premiado, se siente afortunado, agraciado y comparte su felicidad y su premio con familiares y amigos.


Y es que, en el fondo, todos estamos convencidos de que la vida no se puede reducir a la rutina de trabajar, comprar, comer y vestir. Deseamos y soñamos con algo más, esperamos un plus como llovido del cielo. Y eso es lo que promete y ofrece la lotería. Por eso hay tantas loterías, tantas clases de loterías….y tanta afición.


Pero lo que de verdad esperamos – y lo sabemos, lo creemos – no es el resultado de un azar caprichoso, sino el fruto de la providencia amorosa de Dios. Y eso es la Navidad, la verdadera lotería que nos puede tocar a todos, si queremos; es decir, si apostamos, si arriesgamos, si creemos. Porque en el niño que nace en Belén, Dios se ha hecho nuestra lotería, nuestro lote y herencia como dice el salmista (Sal 15) “Mi suerte está en tu mano…..”.