La salvación está ya cerca de sus fieles, y la
gloria habitará en nuestra tierra; la
misericordia y la fidelidad se encuentran, la
justicia y la paz se besan; la fidelidad brota
de la tierra, y la justicia mira desde el cielo.
Salmo 84

La Comunidad Parroquial de san Pío X
de Mariñamansa desea que el gozo de la
Buena Noticia de la Navidad ilumine
vuestra vida en el Año Nuevo 2012

 


La Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como
para estar en un pesebre. Se ha hecho niño para que la
Palabra esté a nuestro alcance.
Verbum Domini 12

 

 

 

 

CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD
PRESENTACIÓN DEL PESEBRE y LA PALABRA (Se lleva un pesebre vacío y se muestra)
«Acostó a su hijo en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (Lc 2,7,8).
Nadie vio nada extraño en aquel pesebre. Era igual que todos los demás. Estaba sucio, su olor era el típico de los animales y su entorno era el de un lugar abandonado.
San José lo limpia delicadamente. Tiene que preparar un sitio digno para su hijo, aunque este sitio fuera el que nunca hubiera elegido para que descansase al nacer.
Pero... no les quedaba más remedio. María, como cualquier madre, prefería la intimidad; y ese toque de limpieza que habían dado hacía que el lugar fuese, aunque no agradable, al menos digno.
Este fue el motivo por el que un pesebre se convirtió en «Trono» para que reposase el hijo de Dios, cuando decide habitar entre los hombres.
Por eso pediría que cerrásemos los ojos y nos situásemos en la cueva de Belén, que nos pusiésemos junto a ese Niño recién nacido y, en silencio, le fuésemos presentando todas nuestras inquietudes, nuestras alegrías y nuestros proyectos.
Pero no nos equivoquemos. Para entrar en la cueva de Belén a ver a María, a José y al Niño hay que agacharse, hay que arrodillarse, hay que mancharse con el polvo del suelo al llegar al pesebre y tocarlo. Y, cuando estés ante El, déjate contagiar de la delicadeza, la simplicidad, la humildad, la paz... que allí has encontrado.
Y  en ese pesebre se acurruca y balbucea aquel Niño que es la Palabra de Vida y felicidad que el Padre nos regala (se muestra una Biblia abierta y se coloca en el pesebre, y ambos sobre o delante del altar).
Tampoco podía faltar la luz: por eso encendieron lámparas de aceite para hacer el lugar más confortable.

PRESENTACIÓN DE LA LUZ
(Luz de belén y velas pequeñas...)
Se apagan las luces de la Iglesia y se hace esta presentación...
La luz ilumina el camino... Evitamos baches, charcos, obstáculos. La luz nos permite conocer a las personas, distinguir los objetos. La luz solar nos alumbra y nos da calor. Es vida y alegría. Donde hay vida hay alegría...
La oscuridad es símbolo del mal, del caos...
En este mundo oscuro y tenebroso brilló una luz. Jesucristo...
(Se trae procesionalmente la Luz de Belén... Y cuando llega al altar se dice:)
Jesucristo se presenta como luz. “Yo soy la luz del mundo” Es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Todo en Jesús es luz: sus palabras, sus obras, su vida. Él es la Luz..
(Desde atrás procesionalmente vienen cuatro o cinco personas con las velas / lámparas cristal apagadas y cuando llegan al altar las encienden de la Luz de Belén... Y se dice:)
Jesús viene al mundo a darnos la luz de la vida de los hijos de Dios: «La Palabra era la luz verdadera...» (Jn 1,9,12).
Navidad es tiempo para iluminar las tinieblas del mundo, tiempo de sorpresa, de esperanza, de acogida. Navidad es tiempo de gratuidad, de regalo...
No escatimemos esfuerzos: vayamos regalando amor allá donde nos encontremos. No podemos negar:
- esa sonrisa que alegre al triste;
- esa mano tendida al que está a punto de caer;
- ese trozo de pan que nutre el cuerpo y el alma;
- esa bondad que el mundo está empezando a perder;
- esa justicia que tendría como fruto la paz;
- esa vida que el Señor nos regala por puro don