BUSCADORES DE DIOS Querida Rosa:
Afirmas que tienes mucha suerte al poder entender lo que vivía Jesús cuando curaba a las personas. Esa búsqueda de Jesús y su Reino te ha llevado a participar en asociaciones y ONGs; a compartir tus vacaciones en proyectos de solidaridad internacional; y, cómo no, a hacer de tu casa y familia una auténtica comunidad de vida y amor. Todo desde una sencillez y disponibilidad que tiene mucho de Evangelio.
En vuestro camino encontráis las huellas de justicia y de amor que el Padre ha ido sembrando en las personas y en la sociedad; también encontráis los signos de sufrimiento y de dolor que hay en la humanidad y no pasáis de largo; en ese itinerario vais dejando señales de vuestro paso: alegría, esperanza, justicia y preocupación por los demás. La búsqueda de Dios siempre nos lleva a encontrarnos con los pobres y necesitados. Es la señal que nos confirma que vamos por buen camino. No se pueden encerrar “las cosas de Dios” entre libros y bibliotecas, allí donde “los sabios y entendidos” las quieren dominar. Nada más lejos del Evangelio que los ritualismos vacíos. El Dios de Jesucristo no es un señor predecible que está eternamente enojado y castiga a los malos (y a los buenos, si se descuidan, también). Por suerte, Dios es incontrolable. Es muy sencillo para los sencillos. Es muy complejo para los complejos. Se trata de amar y dejarse amar. Ciudadanos preocupados por una sociedad en la que toda persona sea sujeto de derechos y obligaciones. Familias que construyen su proyecto de amor vivo y dinámico. Personas que donan parte de su tiempo y de su vida en asociaciones que trabajan por el bien común desde la atención a los más débiles….¡y tantos más! No se trata de complicar la vida, se trata de amar y vivir gratuitamente porque Dios “nos ha amado primero”.
Quizá hemos pronunciado demasiadas palabras sobre Dios. Su Palabra fue Jesucristo, Palabra encarnada de Amor. La palabra más rotunda hoy y siempre son vidas entregadas que construyen un proyecto de amor auténtico y verdadero.
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