EN
UNA PARROQUIA DE BARRIO ….. CON ODRES NUEVOS
Describir en pocas líneas la vida de una parroquia no es tarea
fácil, ya que es bien complicado acotar en palabras toda la historia
y la experiencia de fe compartidas.
La parroquia de San Pío X en el barrio de Mariñamansa nació
al tiempo que el barrio, con mucha penuria de medios materiales, pero
suplida con el entusiasmo y la entrega de sacerdotes (especial mención
merece el que ha sido durante más de 36 años párroco
de esta comunidad cristiana, Don Antonio Vázquez Borrajo), religiosos
y laicos que han sido fermento de evangelización y entrega cristiana.
Después de 7 años caminando con esta comunidad parroquial,
uno tiene la convicción de que la parroquia es ESCUELA de escucha
atenta de la Palabra de Dios, es el ALTAR en donde se celebra con gozo
la fe y el TALLER desde donde se estudia y trabaja cómo salir al
encuentro de los hermanos para servirlos en el amor, prioritariamente
a los más pobres y desheredados de nuestra sociedad. Y todo esto
después de ir desarrollando y planificando una “pastoral
google”, como plataforma para buscar, investigar, conectar, compartir
tantas realidades que existen en el barrio donde se inserta esta comunidad
creyente.
1. Como un vecino más….
Intentamos descubrir cómo debemos auscultar el latido de Dios en
la vida de la gente de nuestro barrio, pues hemos de darnos cuenta de
cómo sus características y potencialidades ocultan llamadas
y dones de Dios, así como retos y tareas. Desde el convencimiento
bíblico de que el Señor es el Dios de la historia y que
en ella se “mueve”, somos conscientes de que la realidad es
la “zarza ardiente”, donde la Presencia de Dios es fiel e
implicadora para quienes son tocados por el colirio evangélico.
Nuestros ojos, así, están capacitados para ver la fiel presencia
de quien estará con nosotros, preñando la historia con su
presencia, más allá de la apariencia gris y de la algunas
veces terca realidad. De esta forma, sólo podemos hablar de nuestra
realidad “descalzos”, porque estamos “en una tierra
sagrada” donde habita el Dios encarnado que “ve y oye el clamor
de su pueblo”. La parroquia y su comunidad tienen que ser como un
vecino más, un buen vecino y esto significa hacer barrio, participar
y dar alma al mismo barrio.
Nuestra realidad es muy común a la de tantos barrios de la ciudad
de Ourense que comparte parecidos patrones, pero que también posee
su singularidad:
• Nuestro barrio, como tantos otros, fue creciendo por gentes que
provenían de los pueblos y zonas del sureste de la provincia (Taboadela,
Allariz, A Limia….), así como algunas familias emigrantes
que trabajaron en países de Europa Occidental.
• El barrio vive del trabajo de muchos obreros que desarrollan su
actividad en el cercano polígono industrial de San Ciprián
de Viñas, así como de pequeños negocios que existen
en la zona. También hay que constatar que de unos años a
esta parte el crecimiento urbanístico del barrio ha traído
consigo a muchas familias jóvenes con trabajos liberales que le
van dando una nueva fisonomía humana y social. Podemos decir que
es un barrio joven en continuo crecimiento.
• Es evidente la ausencia de tejido asociativo en nuestro barrio,
pese a algunas asociaciones de vecinos que están bastante distantes
en un trabajo en común.
• Es digno de resaltar los cinco centros educativos de titularidad
pública que existen en el barrio, así como un centro de
formación profesional de Caixanova dirigido por la comunidad educativa
de los PP Salesianos.
• El colegio concertado San Pío X que se encuentra en las
instalaciones parroquiales tiene una vinculación muy estrecha con
la parroquia y en el que la pastoral es un eje fundamental en el trabajo
y labor de toda la comunidad educativa.
• La llamada “religiosidad popular” está muy
presente en la vida de muchas personas, con lo que esto representa de
reto y misión en la labor evangelizadora parroquial.
• La comunidad parroquial tiene una conciencia clara de ser imprescindible,
pero, de igual modo, se siente insuficiente y en ocasiones con escasos
recursos materiales orientados a una más eficaz misión pastoral.
• Durante los últimos años se aprecia una presencia
creciente de inmigrantes tanto latinoamericanos como subsaharianos, con
lo que la acción caritativo-social requiere nuevas propuestas y
novedosas respuestas.
2. Con denominación de origen…..
Es necesario entrar a la bodega y plantearnos algunos interrogantes cruciales
después de mirar la realidad. En la “cultura del tapeo”,
es urgente la “fermentación en barrica de roble”, es
decir, tener la convicción de que el eje fundamental de toda acción
pastoral es la propuesta de la Buena Nueva del Evangelio a las gentes
de aquí y ahora. Por eso, es urgente “formatear” tantas
actividades, propuestas y proyectos que se hacen curso a curso en la parroquia:
catequesis infantil, grupos de adultos, trabajo con adolescentes y jóvenes,
pastoral presacramental, familiar, pastoral litúrgica, pastoral
de la salud, movimientos y asociaciones, pastoral de caridad y de animación
comunitaria…. Y “formatear” todas las acciones realizadas
exige grandes dosis de humildad, sabiendo que en muchas ocasiones no hemos
llegado a dónde nos habíamos propuesto y percibiendo cierta
desazón en los “resultados” que esperábamos;
“formatear la acción pastoral” es apostar decididamente
por el trabajo conjunto entre sacerdotes, religiosos y laicos, privilegiando
y fomentando los distintos ministerios eclesiales, los diversos consejos
parroquiales y favoreciendo espacios de reflexión, encuentro, celebración
y compromiso cristianos que vayan haciendo de la parroquia la “casa
común” que como dice la Plegaria Eucarística V nos
ayude a “preocuparnos de compartir en el amor las angustias y las
tristezas, las alegrías y las esperanzas de la humanidad….”
3. Con odres nuevos….para ser testigos del Evangelio
En una parroquia de barrio hay muchas cosas que vivir, imaginar, proponer
y compartir. Se trata de suscitar “lo extraordinario de Dios”
en medio de los que vivimos dentro de la rutina de la cotidianeidad; por
eso, la parroquia con su puerta abierta a pie de calle hace posible la
vida de la Iglesia y pone en el centro a Jesucristo, “Sacramento
del encuentro del hombre con Dios”. De ahí que todas las
acciones que se realizan en la pastoral parroquial tratan de ir más
allá de un activismo exento de raíces y con vocación
de éxito. Intentamos que el proyecto pastoral de la parroquia proponga
acciones provocadoras, pedagógicas ,posibles, evocadoras, transmisoras
de un talante y de una mística, revisables, con talante misionero
y profético, en consonancia y comunión con la propuesta
pastoral de la Diócesis.
Todo ello nos lleva a que la acción catequética (en todas
sus dimensiones), litúrgica y caritativa sea el eje de toda la
misión evangelizadora de la parroquia para que no quede reducida
al lugar donde se prestan o “despachan servicios religiosos”.
Desde las Asambleas parroquiales para debatir y revisar el plan para el
curso, el trabajo con las familias de inmigrantes, la consolidación
de la Fundación de niñ@s de familias desestructuradas que
dirigen las Hijas de la Caridad, la opción por el Movimiento Scout
Católico para trabajar con los niñ@s y jóvenes (con
un nutrido grupo de responsables-animadores), la Asociación Recreativo-Cultural
San Pío X que organiza las excursiones, equipos de fútbol-sala,
fiestas, teatro, escenificaciones, cine-fórum, el cíber,
talleres, grupos de baile y otras actividades lúdicas; las tres
comunidades de religiosas que trabajan en consonancia con la parroquia
en catequesis, pastoral de la salud y talleres con mujeres; los dos campamentos
de verano, el que organiza el grupo scout y el parroquial para los niñ@s
que no pertenecen al movimiento… todas éstas y otras acciones
van haciendo que nuestra parroquia esté abierta a otras realidades
eclesiales (arciprestales, diocesanas y universales ) para ser “casa
y escuela de comunión” (NMI,43) con talante misionero dejándose
interrogar por los alejados y por la llamada a colaborar y apoyar la dimensión
misionera de la Iglesia.
La experiencia de vida durante algunos años en una comunidad parroquial
de un barrio está llena de riquezas, matices, alegrías y
desencuentros. Pero siempre con una mirada, aquella que brota de la Eucaristía
vivida como manantial de vida y de futuro.
Éste es el derroche de la bodega del Evangelio, siempre con….odres
nuevos.
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