CATEQUESIS DE LA INFANCIA

INTRODUCCIÓN:

Ante el acontecimiento que todos los años celebramos de la Primeras Comuniones, hemos elaborado un MANIFIESTO, que puede provocarnos (agentes de pastoral-catequistas- padres) una seria reflexión acerca de este hecho y preguntárnos hasta dónde debemos trasigir, consentir y ser manipulados por los intereses comerciales que van generando un "espíritu poco creyente" en estas celebraciones.

MANIFIESTO SOBRE LAS PRIMERAS COMUNIONES:

1. DENUNCIAMOS:

1. Que, lo mismo que no tiene sentido bautizar a los niños sin que nadie se haya comprometido en serio con su Bautismo y que no se puede, por tanto, bautizar si no existe realmente una comunidad de fe que garantice su educación es esa fe y un contexto de auténticos valores de Evangelio durante su infancia, del mismo modo carece de sentido celebrar la Primera comunión de unos niños sin que exista una auténtica comunidad de adultos en la que participen los padres, que haya intervenido en su catequesis, que les haya iniciado en la oración, que admita finalmente a los pequeños en la mesa de los mayores. los padres, incluidos en esa comunidad, no dimiten de la tarea evangelizadora que les corresponde ni se la confiarán sin más a unos supuestos especialistas (sacerdotes o catequistas) que les liberen de los compromisos adquiridos en el Bautismo de sus hijos.

2. Que, en lo que se refiere a los padres, cada vez son más los que no comulgan porque han dejado de creer en "estas cosas" y, sin embargo, quieren que comulguen sus hijos porque "todo el mundo lo hace", "daño no les va a hacer", "pueden quedar diferenciados de sus amiguitos" o es el mejor pretexto para celebrar la fiesta que desean.

3 Que todo ello determina una serie de falsos motivos para hacer la Primera comunión, como puede ser el hecho de que el niño tiene ya 9 años y si lo retrasa "va a parecer una novia" (de hecho, lo parece...) o "va a hacer la Comunión cuando vaya a la mili"... o también, para hacer coincidir la Primera comunión del niño con la de su hermanito y, de esta manera "matar dos pájaros de un tiro". O para aprovechar la venida de los tíos, o hacerla antes de que los abuelitos mueran...

4. Que, con todo ello, se cree que un niño está preparado suficientemente para hacer la Primera Comunión en el momento que sepa de memoria unas oraciones (que no son suyas), unos mandamientos, unas verdades, al margen de consideraciones pedagógicas, psicológicas, teológicas o pastorales.

5. Que todo ello hace que la celebración de la Eucaristía, en el día de la Primera comunión, se haga en un contexto donde la auténtica experiencia de la Eucaristía es inexistente: celebrar sin comprender, comulgar sin compartir, realizar unos ritos sin entregar nada de sí mismo, hacer una COMUN-UNION sin experiencia de solidaridad alguna. La comunión es, así, una meta de una catequesis de uno/dos años, y no un momento de un proceso.

6. Que las celebraciones de las Primeras Comuniones son, generalmente, y por mucho que los sacerdotes y catequistas se esfuercen en lo contrario, una celebración más civil que cristiana, más social que comprometida, más pretexto de fiesta que manifestación de una fe y unos valores salvadores y solidarios.

7. Que las Primeras comuniones son la excusa para una ostentación consumista y una competitividad en aras del prestigio social que, tristemente, afecta más a las familias cuanto más descendemos en la escala social, cultural y económica. Se gasta dinero en adornos estúpidos, trajes exóticos y despampanantes, restaurante, invitaciones, bailes... en nombre de Jesús de Nazaret, lo cual es tan contradictorio que, en la realidad, es uan blasfemia hecha acción.

8. Que los CENTROS COMERCIALES(incluidos lo "pronovias") cuenten como una de las campañas más productivas ésta de las Primeras Comuniones, utilizando en provecho propio a los mismos niños y los valores religiosos.

9. Que, en definitiva, una mayoría de Primeras Comuniones, resulta ser una "profanación " real de la Eucaristía, puesto que es precisamente lo PROFANO, lo carente de sentido religioso, lo que acapara los preparativos, la celebración y los posteriores recuerdos de los niños y, efectivamente, hay más vídeos que oración, más comensales que comulgantes, más regalos acaparados que bienes compartidos con los necesitados.

10. Finalmente, que todos aguantamos, que todos nos dejamos llevar, que ninguno protestamos y que a quienes protestan se les mira mal. Que tantas parroquias y centros no hayan comenzado todavía a caminar por una senda más evangélica.

II. PROPONEMOS:

1. Que los padres tomen conciencia, desde el momento que piden el Bautismo para su hijo, de la responsabilidad que adquieren en su educación como cristiano y, por tanto, sean a partir de entonces los primeros catequistas de sus hijos desde la misma vida, desde el leguaje familiar, desde cada acontecimiento, desde sus propias expresiones y reacciones.

2. Que los padres, en coherencia con lo anterior, sean los catequistas principales en esta experiencia de la Primera Comunión de sus hijos, acompañándoles a lo largo del proceso catequético y haciendo de la primera Eucaristía de sus hijos una experiencia renovada de pertenencia a la Iglesia.

3. Que esta primera Eucaristía del niño no sea la meta de dos años de ctequesis sacramentales, sino un nuevo paso en su propio proceso de catequesis mediante el cual, y partiendo de la comunidad cristiana familiar, se integra en la comunidad eclesial más amplia(parroquial o no) participando en la Eucaristía con la comunidad infantil y adulta, y madurando en ella su opción cristiana hasta expresarla en el sacramento de la confirmación como un compromiso adulto de fe.

4. Que la catequesis, por tanto, no sea una mera "preparación" para la Primera Comunión como una "meta" a alcanzar, sino que sea un proceso continuo de educcación en la fe, dentro del cual se integren los sacramentos como momentos fuertes dentro de la continuidad.

5. Que la catequesis incluya una iniciación a la Eucaristía como memorial de Jesús, tal como él mismo lo expresó en su última cena, presente en la asamblea como resucitado, como común-unión que expresa la unidad de amor, signo de los discípulos de Jesús, y nos impulsa a buscar siempre lo que nos une y a saber prescindir de lo que nos separa, como solidaridad que nos lleva a compartir los bienes, es decir, a comporometernos por la justicia en función de los últimos y los pequeños de la sociedad, a vivir austeramente y a ser generosos en nuestra propia realidad, y también como fiesta o celebración en la que cumplimos el consejo de Pable, "estad siempre alegres"

6. Que en la catequesis se dén no sólo los elementos necesarios de comprensión de la propia fe, sino la realizacion de auténticas experiencias de oración personal y grupal, de acercamiento a los excluidos del pan y del amor, de expresión personal de la propia fe en palabras, símbolos y canciones.

7. Que la evaluación de un niño de cara a su "preparación" para poder participar en la Eucaristía ponga el acento más en las actitudes de "aprendiz de discípulo" de Jesús, en sus modos de hablar, pensar y valorar, que en los otros aspectos más doctrinales o memorísticos.

8. Que la Primera Comunión sea, por tanto, un paso más en el compromiso de acercar la propia persona al tamaño de la persona de Jesús, compartiendo sus sentimientos, sus experesiones, su trato con el Padre, y buscando constantemente un conocimiento mayor y mejor de su persona y su mensaje.

9. Que se recupere la celebración de la Eucaristía de ese día como una auténtica celebración cristiana, en la verdad y el amor, transformando el "recibir regalos" en compartir lo propio con quien no lo tenga, experimentándolo como lo "nuestro", en la austeridad y la sencillez, en el respeto y la oración, en la alegría sincera y en la total comunión.